Los ÍNTIMOS sumaron sus primeros tres puntos en la Copa. Fernández anotó el único gol a los 16’, tras pase de Montaño. Los uruguayos terminaron con 9.
Los equipos están atados a sus tradiciones. Hay historias, actitudes, gestos que se repiten una y otra vez y que forman parte de la identidad de uno. Alianza Lima es un equipo que lleva esa facilidad para la angustia en su ADN. Por cada gran triunfo del club hay un gran sufrimiento, que magnifica el éxito.
Hoy, bajos los reflectores del Estadio Nacional, Alianza no brilló todo lo que debió. Los íntimos tenían un gol a favor, cuando el rival se quedó con nueve jugadores a inicios del segundo tiempo. Alianza entonces decidió esperar, llevar la pelota de un lado a otros y darse el lujo de perder goles hechos.
En el aire corría esa tensión propia de los partidos impredecibles y la tribuna sufría. Es parte de la épica de este club. Se le ganó al Nacional de Recoba, pero la historia recordará que la victoria fue con paseo y que se dieron el gusto de fallar los goles que quisieron.
Se sufre pero se goza
Todos los hinchas íntimos celebrarán y muchos llevarán sus camisetas debajo de la camisa escolar. Alianza pudo anotar más goles si hubieran querido, pero la sangre puede más que el deseo.
Ganar sufriendo es ganar dos veces para un aliancista. Está hecho para esa clase de placeres. Vencer a un grande como el Nacional uruguayo no pasa todos los días, pero es mucho mejor cuando uno tiene que entregar hasta la última gota de sudor para atravesar ese camino que separa la victoria de la gloria.
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