Una y otra vez perdemos y las explicaciones se chocan entre sí. Ya aburren, pero igual todavía me jode perder. La Sub-20 de Ferrín es más de Burga que de él. Este damnificado DT acaso pecó al “vender humo”, pero no es responsable del problema estructural de nuestro “julbo”.
El hecho tristísimo de tener que aceptar que los chicos peruanos tienen “miedo escénico”, es decir “cagonería”, de jugar en estadio lleno y ¡de local! es un caso atípico en el mundo y dicta nuestra más grande tara: la debilidad mental. Y es que si los líderes son unos pobres diablos, ¿cómo serán sus subalternos y pupilos?
Otro hecho que se repite son las lágrimas al final. A mí de chiquito me enseñaron que los hombres no lloramos… y si lo hacemos lo debemos hacer solos, que ni uno mismo se vea perdedor… eso se pega... se hace una mala costumbre.
Ese asco es lo que le provoca el incapaz a la hinchada, por eso lo quisieron linchar. Por eso las agencias de noticias del mundo informaron que la FPF fue multada por los desmanes. Ya comenzaron a masturbarse los matemáticos.
Que si ganamos a Uruguay, que si Venezuela le gana a Chile y en una de esas goleamos a los llaneros. Pregunto, ¿con qué?, ¿no nos damos cuenta que el “quid” del asunto es un tema de capacidad?, ¿qué pasaría si tuviéramos buen juego aéreo, concentración para las marcas, los relevos, recuperación en la volante y definición?, no seríamos el Perú pelotero, ese que siempre pierde en el fútbol pero que gana en tabla, karate, boxeo, y hasta en los Premios Nobel.
¡Que paradoja carajo!, ¡mientras más nos gusta nuestra cocina menos nos gusta nuestro fútbol!, digo, ¿y si cambiamos a Burga por Gastón?, seguro este “jijuna” caga el ceviche.
Nota aclaratoria: Esa infamia emitida por Alan Diez sobre que yo sería “Asesor Deportivo” de Pacheco es solamente una mentira y una bajeza rellena de un rencor gratuito. ¿Cuán estúpido se puede ser?, porque el ser un payaso no es indigno, es solo un recurso para ganarse la vida, en una de esas no le ha quedado más ruta que la comicidad, pero el ser malagradecido y “mala leche” con alguien que lo ayudó como lo hice yo, no se la paso.
¿Por qué no me llamó para cruzar su dato?, ¿será porque me tiene una deuda “moral”?, ¿acaso no me conoce?, ¿no trabajó conmigo?, ¿alguna vez me vio hacer algo incorrecto? Y lo peor es que no tuvo la entereza de pedir disculpas por su puñalada, solo se acobardó, ese también es su sino. Una pena, una cólera, porque todavía me jode perder un amigo.
EL ESPECIALISTA.
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